martes, 13 de mayo de 2008

De la "libanización" de Irak, a la "iraquización" del Líbano


Por Eduardo Fabián Martínez
La post guerra en Irak, no sólo trajo como consecuencia la disgregación étnica del País transformándola en una "nueva Yugoslavia", sino que como valor agregado, a los más de 100.000 muertos se impuso en los medios de comunicación nuevas formas de definir la descomposición social reinante: un ejemplo de esto es la "libanización de Irak". Pero: ¿Qué sería la "libanización" de un país?.


La mejor forma de definirlo es a través de un cúmulo de problemáticas: gran cantidad de refugiados y desplazados por el conflicto; carencia de seguridad gubernamental en la zona de guerra; ausencia de "códigos" como el respeto a los –no beligerantes- dentro del conflicto y entorpecer el ingreso a la zona de ayuda humanitaria; mirada indiferente o escasa de los organismos internacionales; aprovechamiento de las potencias internacionales de la situación para beneficio propio (desde el pedido de cambios geopolíticos que los favorezcan, pasando por la utilización indiscriminada del derecho al veto, a participar de las reconstrucciones); carencia de los servicios mínimos para la supervivencia de la sociedad como la salud, el agua potable y la electricidad; la creación de zonas liberadas para el desarrollo de infraestructura de grupos terroristas; entre otros factores.
Teniendo en cuenta estos preceptos, no ha dudas sobre la "libanización de Irak", pero: ¿es posible que el conflicto desatado en el Líbano halla tomado los "vicios" desatados en la guerra iraquí?. No hay dudas de que es así.

La historia repetida
Primeramente el Conflicto del Líbano no es una novedad. Ya ocurrió, y los actores repiten un trágico libreto escrito a mediados de los años ´70, y reiniciado en 1982.
En 1971, una crisis interna en el Líbano entre distintas facciones políticas y religiosas llevó, a la guerra civil en 1975. La OLP, luego de su expulsión de Jordania en lo que se llamó "Septiembre Negro" (nombre que tomaría uno de los grupos radicales dependientes del organismo y que generarían la "matanza de Munich en los juegos Olímpicos de 1972) se instala en Beirut, en una situación de total libertad para generar sus propios planes clandestinos muy parecida a la que vive hoy Hizbollah al sur del país. Tal es la comodidad de Yasir Arafat en el lugar, que una de las facciones que se desprenden del Septiembre Negro llamada "Fuerza 17", tenía ese nombre por ser el prefijo del teléfono de Beirut del líder palestino.
En medio de esa crisis dos grupos intentaron tomar el control del Líbano: los cristianos Maronitas con las llamadas falanges, el Partido Liberal y los partidarios del presidente Frangie, por un lado; y la OLP, el Frente del Rechazo y el Saika, un organismo pro sirio miembro de la OLP, por el otro. Las Falanges se quejaban al presidente de la "autonomía" que disfrutaban los palestinos en el País (lo mismo se dice hoy de Hizbollah) intentando que no se repitiera la experiencia jordana de la OLP; mientras que los palestinos rechazaban los ataques en el Sur del Líbano que ejecutaba Israel, preocupada por su propia seguridad.
Los palestinos decidieron responder a la agresión israelí, mientras que los maronitas los atacaban aliándose con Israel. Y como las tragedias se repitan como tragedias, el ejército libanés, tal como lo hace ahora, no intervino. Pero como en toda guerra hay paradojas: Israel que hoy afirmaba a través de su primer ministro que se encontraba "no en guerra con Hizbollah sino con Siria e Irán que utilizaba al grupo para atacarlos desde el norte", aceptó gustosa que Siria los apoye en esa guerra contra los palestinos en 1976.
Pero para 1977 los bandos cambian. El presidente egipcio Anwar el Sadat viaja a Israel (el primero de la Liga Árabe que entraba en ese país) en lo que fue el puntapié inicial de los acuerdos de Camp David, y que llevaría a que Egipto sea expulsado por 10 años de la Liga. Este hecho lleva a que los sirios se opongan y se pasen de bando para luchar contra Israel. Hoy los sirios comienzan a pagar caro la traición.
En 1978, un atentado en Tel Aviv (algunas investigaciones realizadas sobre el mismo dentro del seno de Israel afirmaban incluso que había sido realizado por opositores al gobierno dentro del mismo país) genera la llamada "Operación Litani". Israel invade el Sur del Líbano hasta el río de ese nombre, generando una paridad de fuerzas. La situación fue "crítica pero estable" hasta que en 1982 Israel lanza la operación llamada "Paz para Galilea" en complicidad con las falanges maronitas, generando la masacre de Sabra y Chatila.
Una comisión de investigación israelí señaló en 1983 la "responsabilidad personal indirecta" de Ariel Sharon en estas masacres en las que murieron entre 800 y 2.000 personas en septiembre de 1982, cuando el Ejército israelí penetró en Beirut y se situó en las inmediaciones de los campamentos de refugiados de Sabra y Chatila. La comisión israelí había indicado que el jefe de los servicios secretos de la milicia cristiana de la Fuerzas Libanesas, Elie Hobeika, había comandado las operaciones de la masacre, bajo la mirada atenta del Ex primer ministro israelí.
Tampoco es nuevo que Israel responda en forma desmedida a las agresiones. No solo lo hizo en el pasado, sino que en el mismo lugar bajo las mismas circunstancias. Y en una aplicación personal de un I ebensraun (teoría del Espacio Vital impuesta por Hitler en 1938) Israel buscar formas de expandir su territorio e instalarse en países vecinos, como lo hiciera con los ocupados durante la Guerra de los Seis Días y que sólo devolvió tras enormes presiones internacionales, se quedó en el Líbano hasta el año 2.000. Ahora como en las operaciones antes mencionadas intenta negar su retirada, como el discutir el territorio de las Granjas de Sheba en litigio con el gobierno libanés.
Tanto el Líbano como Israel repiten errores, eluden responsabilidades y castigan a sus propios ciudadanos, mientras que los organismos internacionales, aún gobernados por los ganadores de la Segunda Guerra Mundial, juegan con los tiempos, tejen alianzas poco claras y piensan que pueden ganar con esta crisis.

Apagando Incendios
Hay dos formas de apagar un incendio: atacarlo con todos los recursos… o dejarlo que se consuma por si mismo.
EEUU, que vetó el primer alto el fuego votado hace unos días comprándole así a Israel un tiempo precioso para que pueda aniquilar a las milicias de Hizbollah sin que el Organismo le estorbe, decidió elegir la segunda opción.
Y es así como Israel aniquila al terrorismo (imposible negar que Hizbollah además de ser un partido político libanés, es un grupo armado ilegal) en forma maquiavélica, sin importar los medios, haciendo de punta de lanza ante un ataque más directo del país del norte hacia Irán, para que ellos luego ingresen al conflicto cuando sea mas seguro y tomar control de la región.
Esto les permitiría a los norteamericanos supervisar de cerca de países del llamado Eje del Mal, como Irán y Siria con una excusa aportada por la ONU: la paz en la región. Recordemos que EE.UU. nunca ingresó a guerras importantes desde un principio; esperó a que la situación inicial, generalmente incierta, sangrienta y confusa, sea superada para poder aprovechar posteriormente el negocio de los despojos Lo hizo en las dos grandes guerras, y lo hace ahora.

Un Consejo poco seguro
La carta fundacional de la ONU es clara en cuanto a las opciones que tiene el Organismo para intervenir en el conflicto en Medio Oriente. Puede hacerlo bajo las condiciones sancionadas en el Capítulo 6 de dicha carta, ingresando una fuerza de paz multinacional con el pedido y aceptación de las partes (Líbano e Israel) separando a los beligerantes, creando una "zona de amortiguación" y generando acuerdos de paz. Si las partes no llegan a un acuerdo y existen violaciones masivas a los derechos humanos y una crisis humanitaria de proporciones (como ya se hace sentir en el Líbano), las Naciones Unidas puede imponer la paz a través de un contingente de Cascos Azules que, sin necesitar el consenso de las partes, invade la zona y utilice una fuerza mínima e indispensable para pacificar el lugar. Este recurso estaría amparado bajo el Capítulo 7 de la Carta Fundacional, y sólo se utilizado en 5 oportunidades en toda la historia del Organismo. Los casos más conocidos fueron la Priemr Guerra del Golfo Pérsico en 1991, la reposición del presidente Aristide de Hatí en 1994 y la crisis en Timor Oriental en 1999.
Cualquiera sea la opción a utilizar, las fuerzas de la ONU más cercanas a la zona de conflicto están apostadas en la isla mediterránea de Chipre, bajo el mando del general José Barni del Ejército Argentino, donde participan Australia, Austria, Canadá, Finlandia, Hungría, Irlanda y Reino Unido.
Tanto Israel como el Líbano ponen sus condiciones. El Líbano se resiste a un alto el fuego sin que Israel se repliegue a las fronteras anteriores al 12 de julio de este año; Israel no lo hará si no acaba con la Infraestructura de Hizbollah primero. Las posturas son irreconciliables por el momento.
Mientas tanto suben la apuesta: el Líbano decidió enviar asoldados al sur del país para combatir a Hizbollah, pidiendo la ayuda de una fuerza multinacional para lograrlo (decisión que debió tomar hace mucho tiempo); e Israel abrió dos frentes de combate más: a los conflictos en las fronteras sur oeste en Gaza y Norte con Hizbollah, le suma al noreste con Siria y al sur este con Irán, quedando virtualmente rodeada de países con los que mantiene un conflicto, salvo los sectores en los que limita con Egipto Y Jordania.

Parte del Problema o parte de la solución
La única esperanza de una estabilización y posterior resolución del Conflicto en Medio Oriente es el logra una postura seria y realizable por parte de los países beligerantes (Israel y el Líbano, sumando a los actores periféricos como Siria, Irán y EE.UU.), las Naciones Unidas y la Comunidad internacional.
*Periodista y Profesor en Comunicación. Titular de la cátedra de Geopolítica del Círculo de la Prensa de Buenos Aires. Analista sobre Geopolítica y Seguridad Internacional.

No hay comentarios: